dilluns, 23 d’abril del 2018

Entrevista a Manuel Álvarez Junco.



Manuel Álvarez  Junco es Doctor en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, donde ejerce como profesor de Diseño  gráfico, ilustración y  Metodología del diseño . En esta misma universidad  ha sido vicerrector de Cultura y deportes y director del Departamento de diseño y Artes de la imagen.  Actualmente coordina también los cursos de verano  El Escorial. Ha combinado /y  combina, la docencia con su faceta de dibujante y diseñador , así hemos podido ver sus trabajos en publicaciones como el diario El País,  Interviu,  A las Barricadas o Saturday Rewiew-Word (NYC; EEUU).  Sigue colaborando en algunos medios y publica al mismo tiempo obra propia como  El humor gráfico y su mecanismo transgresor  y  Los Mupis de Junco. Su última obra El espejo y el martillo, es un libro elaborado y  muy cuidado en el que los textos (bilingües) juegan al encuentro y desencuentro con las imágenes guiándonos en una  lectura por igual del  lenguaje textual  y el lenguaje  visual. 

Su actividad expositiva ha sido intensa, ha mostrado su obra en España, Italia, México, EEUU, Colombia  y  Kuwait. En mayo, a partir del día 15 de este mes, podremos ver en  Lleida  una colección  de algunos de sus grafismos mudos, un  divertimento interesante sobre nuestros conceptos visuales aprendidos y las contradicciones (conscientes o inconscientes)  en las que nos movemos en este sentido.  



¿Cuál ha de ser el papel de la educación en la mirada/lectura del arte y lenguaje visual?

Cuanta más cultura alguien tenga, mayor poder de comprensión poseerá de lo visual, del arte, de las acciones de los demás, de todo. Por ello la educación siempre resulta fundamental y es definitivamente la mejor inversión que alguien puede hacer, no solo particularmente sino también de aquellos que pretenden regir nuestras vidas.

Para un observador el lenguaje del arte visual ofreceuna aparente facilidad y rapidez para ser percibido. Nos parece que poseemos una capacidad intuitiva de comprensión que no precisa de educación, pero esta percepción intuitiva que ciertamente tenemos es muy inferior a la que adquirida por la cultura recibida (sea en la escuela, en la universidad, en el trabajo o en la propia vida). Me explico: los símbolos visuales son casi en su totalidad aprendidos y hay poquísimos conocidos de manera natural. Quizás entre los signos y símbolos tan solo el significado de la “flecha” es comprensible por todo el mundo, y eso es posible porque venimos ancestralmente de una sociedad cazadora. Todos nosotros desde pequeñitos hemos ido asimilando en nuestro cerebro multitud de símbolos visuales y así conocemos bien lo que significa una calavera y dos tibias, una mano con el pulgar hacia arriba, una cruz gamada, un semáforo verde, etc. No digamos si además reconocemos imágenes como la Torre Eiffel, las Meninas, el Guggenheim o los Beatles en un paso de cebra.Repito, cuanto más cosas sepamos, mejor miraremos y apreciaremos las imágenes.



¿Cómo se combinan la formación académica y la transgresión artística?

Cuando uno está en una fase de formación, lo académico suele estar reñido con lo transgresor porque se supone que los estudiantes entonces deben aprender las normas básicas de actuación y lo habitual es que los profesores seamos conservadores e indiquemos cuáles son las reglas y normas canónicas. Por tanto la transgresión se suele dejar para cuando el artista, ya formado, de dedica a avanzar, a arriesgar, a intentar establecer nuevas formas y por tanto a romper con las aprendidas. Yo recomiendo a los profesores ser cautos y mostrar al comienzo lo correcto pero nunca impedir a los estudiantes primerizos desarrollar sus instintos transgresores. Sé que es complicado porque es como si a alguien que quiere aprender a nadar se le consiente arriesgarse probando nuevos modos. En arte, se debe procurar ser permisivo especialmente con las personas coninstintos rompedores.

Y si su pregunta se refería a mí personalmente, por mi condición de académico y a la vez transgresor artístico, esa combinación la llevo extraordinariamente bien. Todos tenemos dos caras, una formal y educada y otra gamberra y divertida. El humor es justo eso: de una manera muy correcta y formal decir lo indebido.



La formación, las cargas emocionales, culturales, educativas,…¿obstaculizan el diálogo entre el artista y el espectador?

No, rotundamente no. La formación siempre es una ventaja para todo, en cualquier profesión sea artística o no, es un valor para la vida porque cuanto más conoces, menos miedos tienes y mas fundamentas tus decisiones. Las cargas emocionales son excelentes porque suponen una gran motivación, pero también pueden ser un inconveniente. Este es un punto en que conviene recordar la “Paradoja del Comediante”, de Diderot, por la que un artista –en su caso, un actor- debe mantener un equilibrio entre la técnica y la intuición, así como la razón no debe estar por encima de los sentimientos y viceversa.
Si es que se refiere al contexto social en su pregunta, efectivamente sí puede obstaculizar el entendimiento entre artista y espectador, porque la facilidad que proporciona el pertenecer a una misma cultura, tiempo y formación se revuelve en el caso contrario, es decir, cuando no coinciden la simbología que utilizan uno y otro. Recordemos aquí el caso de los asesinatos en la redacción de Charlie Hebdo por el desfase del contexto de los artistas y de los asesinos, por una tremenda incompatibilidad cultural.



¿El humor  gráfico puede ser más  eficaz para transmitir ideas que un discurso político?

El humor es la capacidad que tenemos los humanos para detectar aspectos ridículos de la sociedad y destacarlos ante los demás. No realiza con su acción un movimiento positivo sino crítico y recordemos que el humor no dice verdades sino que desvela mentiras. Por tanto, en principio nada tiene que ver con un discurso político, que se supone que intenta realizar propuestas positivas, aunque todos conocemos muchos casos en que lo grotesco y disparatado aparece en la política y no quiero empezar a poner ejemplos cercanos porque no pararía.
 En cualquier caso, el humor gráfico político nos sirve (sobre todo si es de “nuestra cuerda”) para burlarnos de los formalismos e imposiciones de los poderosos. Es decir, que no es que sea valioso sino que es algo absolutamente fundamental para nuestra salud y equilibrio vital porque nos afirma en nuestro poder crítico. Pero, insisto, no transmite ideas, sino críticas.



¿Es compatible con el servicio al poder?

El humor es absolutamente incompatible con el servicio al poder porque, como decía antes,su labor es ir a la contra, es utilizar una lupa crítica, una mirada burlona, una parodia divertida, una sonrisa sarcástica, un levantar las faldas de lo formal, del poder, de lo institucional, del mundo normativo que nos han impuesto o, cuidado, que nos hemos autoimpuesto, porque muchas veces nosotros mismos nos limitamos.



¿Cuál puede ser el papel del humor gráfico en las revoluciones sociales?

Desde luego, en mi opinión, el humor nunca es revolucionario pero sí es imprescindible. Se debe recordar que, atención, su misión siempre es la diversión. Esto tan esencial, que el humor debe divertir, a veces lo olvidan algunos humoristas, queriendo ser muy serios, lo que es loable, excelente, perfecto, pero… evidentemente lo no divertido nunca es humor. Por ejemplo, Goya no era un humorista, aunque era un fantástico crítico gráfico, pero nada tenía de divertida su crítica de la pederastia, de la violencia, de la nobleza inútil, de la brutalidad militar, de la demagogia política, de la ignorancia…

Por ello, aunque el humor no es revolucionario sí es vital porque sirvepara desvelar tabúes, tratar temas prohibidos, hablar de lo que no se debe, bromear sobre nuestras carencias, materiales o mentales, ridiculizar nuestros miedos, banalizar lo solemne, cuestionar nuestros prejuicios, cachondearnos de nuestra sexualidad, etc. ¿Les parece poco todo eso? Pero revolucionario no es.



¿Qué opina sobre la situación actual de la profesión?

Estamos en un mundo en transformación contínua por las nuevas tecnologías donde la difusión y la comunicación se ha multiplicado y nada tiene que ver con la de hace apenas unos años. Es difícil hacer una foto fija porque la situación de los medios difusores del año pasado nada tiene que ver con lo de este. En 1974, en que yo empecé, las revistas y los periódicos eran los soportes habituales. El humor hoy está en las sitcom de la tele, en el Club de la Comedia, en las bromas y parodias que se graban y distribuyen por YouTube, en losmontajes visuales, fotos, GIFs y videos de humor que los chats transmiten por las redes sociales, etc. Ahora además todo fluye, y se distribuye inmediatamente por el globo. Nadie sabe dónde llega una imagen. Diariamente, por mi smartphone yo me relaciono y comparto imágenes con mis amigos de EEUU, Kuwait, México, Francia, Venezuela y China. La inmensa mayoría de lo que nos llega y enviamos es muy malo (como antes) pero también encontramos brillantes hallazgos y grandes profesionales (como antes). La profesión hoy se ha vuelto muy transversal y francamente yo me siento viejísimo, asombrado ante cosas que nunca imaginé, así como deslumbrado por algunos nuevos talentos.



¿ Un dibujante humorístico es un “artista menor”?

Sí y no. Los humoristas (dibujantes o no) eligen ellos mismos ser “menores” para poder decir cosas “mayores”. El humor, para mi, desarrolla su labor de una forma premeditadamente “lateral”. Por ello adopta tonos frívolos y absurdos, banales y ridículos, impostados y divertidos, de manera voluntaria, para poder encontrar la complicidad de los demás. Es el antiguo papel del bufón, o sea, distanciar de manera divertida la realidad y sus despropositos. Naturalmente sí, el humor ciertamente elige las vías de servicio para abordar mejor a los espectadores. Pero su labor es, que quede bien claro, fundamental e imprescindible para lasociedad.



¿Qué nos puede decir sobre la  exposición en Lleida? ¿Qué obras se muestran?

La exposición que traigo es una selección de grafismos mudos, o sea, sin palabras, donde muestro contradicciones visuales para provocar una reflexión sobre la relatividad de las formas, y con ello, de los símbolos y así, remover nuestros conceptos aceptados.
Pretendo que estas transgresiones visuales, que se realizan en la realidad de cada dibujo hagan pensar en nuestras contradicciones comunes y, por ello mismo, en lo que nos une. Y todo, espero, de manera divertida.Sinceramente, pienso en estos tiempos revueltos, en que todos, y digo todos, nos gusta sentirnos tan tan diferentes de los demás, no nos damos cuenta de que con esta actitud nos mostramos más parecidos, o incluso exactamente iguales a los otros. Qué contradicción tan divertida, ¿verdad?”



                                                Núria Mallol